Enormes y preciosos yates de lujo para unos pocos que pueden disfrutar de cosas que jamás podremos ni imaginar.
Lo que no me gusta es que mientras unos disfrutan del lujo, otros se mueren de hambre. Mejor sería repartir un poco la riqueza y que no tuviera que morir nadie por no tener ni agua ni comida.
Me ha gustado verlos, aunque no me gusta nada navegar.
Un abrazo con mi amistad hasta Tarragona, desde Madrid