Levantar la mirada hacia el futuro nos protege de amenazas y peligros. Sin embargo, mantener de manera constante la mirada en el horizonte también nos impide disfrutar de caminar sobre el suelo que pisamos.
Dedicamos más tiempo a “HACER” que a “SER” quiere decir que en ocasiones vivimos tan programados que nos olvidamos de ser, de sentir, de estar.