Sin duda, el contemplar unas bonitas flores tiene un buen efecto en el ánimo. Un colorido ramo de flores puede alegrarle el día a una esposa o a una madre, reconfortar a un amigo enfermo, alentar un corazón deprimido y hasta hacer que brote la amistad y florezca el amor.
El pasear por un campo cubierto de flores es verdaderamente una experiencia enriquecedora. Y ¿cuál es la ventana que no se ha visto hermoseada, la cocina que no ha sido realzada o la sala de estar que no se ha transformado por la presencia de hermosas y delicadas flores?
¡Qué triste sería el mundo sin flores!
Saludos
Raquel