Una vez que estamos bien con nosotros mismos y con lo que esté ocurriendo en nuestro entorno, aún cuando no sea de nuestro agrado, no tendremos que hacer mucho más, nuestra luz se irradiará alrededor y con ello mejorará un poco el caos en el cual nos encontremos, no solo para nosotros, sino para quienes nos rodean.
El no ser ecos del desastre, el no conectarnos con los peores acontecimientos, el no maldecir, no nos coloca en una posición de indolencia o de ignorancia, nos coloca en la privilegiada posición en donde podemos conectarnos con nuestra esencia, que no se pierde ante el caos y desde el mejor lugar para apoyar y ayudar a quienes lo necesiten.
Un pequeño farolito espanta la gran oscuridad y cuando te sientes luz, eres como una llama, que puede ir encendiendo a quien esté dispuesto a acercar su mecha. No dejes de estar alerta, porque a muchos les molesta la luz y querrán acercarse solo para apagarte.
¡¡Recuerda quien ERES!!