A veces miramos al cielo y quisiéramos poder tocarlo, ver lo que hay a la otra orilla, cambiar su aspecto o cualquier otra cosa, pero todo sería inútil pues en realidad cuando pensamos así es porque el cielo que vemos no es el que nos corresponde, por eso a veces lo vemos perfecto, es ese cielo precisamente el nuestro el que no queremos cambiar, ni tocar.
En esta ocasión si he querido cambiar ese cielo con hermosas auroras boreales de muy diferentes colores y formas.
Una bonita reflexión de Mario Benedetti que me ha encantado y espero que a vosotros también os guste.
Feliz semana para todos,
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