Increible imaginación la de los arquitectos-artistas que han diseñado este templo budista a base de colocar botellitas.
Cierto que han debido de estar mucho tiempo coleccionándolas, pero al final en lugar de hacer residuos, han conseguido hacer algo bello, pero también pienso yo ¿no hay niños por allí cerca?, porque seria triste pensar como acabaría este bonito templo cerca de un colegio de primaria. Gracias por compartirlo.
Un abrazo hasta La Rioja, desde Madrid