« en: 17 de Febrero de 2010, 04:16:28 pm »
Ante las epidemias de langosta, las enfermedades, el hambre, la sequía y la escasez, los canarios recurrieron a sus “santos protectores”: desde San Roque a San Juan Evangelista, etc., etc. Capítulo de gran belleza por lo inédito y singular de la religiosidad popular.