Por alguna razón, al volante tenemos unos hábitos que no son los más adecuados. Conducimos mal. En ocasiones porque heredamos manías de nuestros padres y hermanos mayores",  "Ha hecho mucho daño ese copiloto censor que todos hemos sufrido y que nos decía, nada más sacar el carné, que teníamos que manejar la caja de cambios igual que él porque así se ha hecho toda la vida. Son comportamientos que podían tener alguna razón en los años 70, pero que con coches actuales no tienen sentido. Hoy, los coches cuentan con una gestión automática, la mecánica pasa a un segundo plano y es un ordenador el que decide lo que hace el motor.

 Por eso no deberíamos ni usar ya expresiones tan manidas como que conduciendo de una u otra manera el coche se 'amaricona', o 'sufre' o se agota. Es una máquina por mucho que tendamos a humanizarla”.  De ahí que debamos borrar de un plumazo todos esos tópicos tan extendidos sobre circular a bajas revoluciones. "Siempre y cuando no necesitamos potencia, cuanto más larga sea la marcha elegida, mejor. El coche no se va a romper. Es un miedo sin sentido. Si conducimos un automóvil moderno como si fuera un clásico de los 50, como poco estaremos desaprovechando todos sus avances tecnológicos”,.

Ahí van los diez mandamientos de la conducción eficiente. Si se los salta no irá al infierno, pero cuanto más los aplique más fácil es que acabe por mecanizarlos y lograr un importante ahorro en combustible sin ni siquiera reparar en ello. "Como en toda dieta, puede pegarse un atracón puntual y no pasa nada si un día se le olvidan, pero al día siguiente es bueno volver a las buenas prácticas”, recomienda el especialista. Merece la pena. Está demostrado que una conducción eficiente reduce hasta un 25% el consumo de carburante.