Recuérdame siempre que tengo que vivir.
Recuérdame, que no estoy de paso por la vida, y si lo estoy, recuérdame que tengo que poner todo de mí, para que valga la pena vivirla.
Recuérdame, que tengo que dejar huellas, y que sean buenas, para que sirvan a otros de ejemplo.