Entre el verde follaje de Kromlau, concretamente en el parque Kromlauer de Alemania, se encuentra un curioso puente que, lejos de servir para unir mundos y vidas, se refleja en el agua formando una circunferencia perfecta, armoniosa y, para algunos, creada por el mismísimo dios de los infiernos. Es el conocido como Puente del Diablo y es, hoy en día, una de las atracciones naturales más valoradas del Parque Natural de los Rododendros. Según afirman expertos, además, este misterioso puente escondido entre la vegetación cuenta con una estabilidad tan frágil que no se sabe cómo aún puede mantenerse en pie. Es por eso que por el Puente del Diablo, o Rakotzbrücke, no está permitido caminar. Ya que como afirman los expertos este puente no se levantó para unir mundos y vidas, sino con una intención puramente estética.